sábado, 28 de mayo de 2011

Yendo de la cama al living

                                                                        




Ya no tengo monedas de nylon
Perdí mi peluquín.
Me sigo pavimentando
Y  llegaré hasta el fin.

                                                                                                             



            Nostalgias de mis primeros discos, que en realidad empezaron siendo cintas magnetofónicas de mi padre. Nueve años antes de mi nacimiento, Carlos Alberto editaba Pubis Angelical - Yendo de la cama al Living  y nos enseñaba que: (no es la misma canción de dos por tres. Las cosas ya no son como las ves).    Cabe en la imaginación situarse dentro un pequeño halo de luz casi imperceptible que al lado de un reproductor chupaba todo lo que la cinta le decía. Las siestas eran más largas en esos días y en mi pieza alguien dormía por esas horas. Así fue que adapté mi oído al crujido de ese girar de cinta gastada. Lo escuchaba pegado a los parlantes para que nadie se despertara, para seguir estando solo junto al aparato de música. Y fue ese casette, fue otro, y otro, no se cuantos. Implícitamente nada se me escapaba del entendimiento, cada nota en el piano, cada golpe de bombo, esa guitarra tan dolida. Sería injusto traducir la música a una partitura, no los acercaría a lo que quiero intentar decir.
            Todo encajaba en su justo aquí y ahora. Será por eso que el arte es atemporal cuando realmente lo es. 


            Hoy, a 29 años de esa magia que dio la vida y a varios años, un poco menos, pero varios años que la magia llegó a mi, todas esas letras y músicas tienen como matriz el mismo amor, aunque los días pasen y uno al ser atravesado por ellos indefectiblemente no sea el mismo de ayer. La misma calidez, el mismo dolor en el pecho, la misma lágrima y soledad frente algo que uno sabe que no se quiere cuando todos va hacia ese lugar.  (Ya no quiero vivir así, repitiendo las agonías del pasado con los hermanos de mi niñez. Es muy duro sobrevivir, aunque el tiempo ya nos ha vuelto desconfiados tenemos algo para decir.)     Y más adelante en Piano Bar: (Por qué vas hacia ese lugar […].  Por qué no te animas a despegar.). Sería impensable imaginar  mi vida sin Futuro pobre, sin Sereno fantástico. 
            Intento en todo momento no caer en fanatismos, y la mayoría de las veces lo logro. Y hoy se confunde conocimiento y apreciación  profunda con fanatismo. No quiero olvidarme de hablar.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario