lunes, 5 de diciembre de 2011

Un par de generaciones atrás

Nota preeliminar: Esta parte no estaba dentro de los planes pero todavía no envié la carta y quiero compartir algo más con vos.




            Primer día del mes de diciembre en Resistencia, Chaco y yo con una campera que hace un tiempo me prestó el tan querido Martín.
            La ciudad entera duerme, cada tanto aparece un motor, como justo en este momento. Pero luego ya no suena nada. Se acaban de ir los pibes, como hacían los hombres tiempo atrás. Comimos todos juntos, hablando poco, diciendo lo justo.
            Se me ocurre pensar que antes era así, se comía, se contaban y cantaban las penas y alegrías, se jugaba a la loba e ingería  algún alcohol. Todo eso ocurrió esta noche. Sigo con esta sensación de que nuestros abuelos vivían así y es increíble sentir que no pasa un auto por la calle, que nadie afecta la calma. Que las perras duermen en la cucha y las hermanas tibias en sus camas mientras frío aquí afuera es reconfortante después de varios días de intenso calor y trabajo pesado. Pienso otra vez en mi tata al decir trabajo pesado.  Pienso en lo diferentes que somos vos y yo, en nuestras distancias, todas ellas. También pienso en nuestras cercanías. No podría responder la pregunta que en este momento me formulo.  Pero hace frío, estoy en el mundo de mis abuelos, estoy solo con esta hoja, con vos cuando la leas, que es ahora para vos pero mañana para mí. Que estoy en lugar y tiempo diferentes pero eso quiere decir que los hombres quizás puedan transcender esos planos de alguna manera.



            Puras charlatanerías mirá. Mañana saldré a buscar lacre para esto que algún día leas.

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